El sector de la construcción y la industria cerámica se encuentran en un momento de grandes retos en materia de eficiencia energética y competitividad. Ambos sectores se caracterizan por su alto consumo energético, lo que representa un gran coste operativo y una fuerte dependencia de un mercado eléctrico cada vez más volátil. Esta incertidumbre afecta directamente a la rentabilidad de las empresas del sector, que además no logran tener una planificación estable de sus gastos energéticos.
A esto se suma la necesidad de avanzar en sostenibilidad. Se estima que la construcción es responsable del 37% de las emisiones de CO₂ relacionadas con la energía a nivel mundial. La industria cerámica, aunque ha implementado medidas para reducir su impacto ambiental, sigue enfrentándose al desafío de optimizar su eficiencia energética. A pesar de que este sector ha logrado reducir en un 60% sus emisiones de CO₂ por metro cuadrado desde los años 80 y reutiliza el 100% de los residuos de arcilla antes de la cocción, la transición hacia un modelo más sostenible es inminente.
El almacenamiento energético: una solución para el ahorro y la estabilidad
Ante este panorama, el almacenamiento energético unido a la fotovoltaica es la solución más efectiva para reducir costes, mejorar la eficiencia y avanzar en sostenibilidad. Las empresas del sector de la construcción y la cerámica no solo necesitan generar su propia energía con sistemas fotovoltaicos, sino también almacenarla y gestionarla de manera eficiente para ahorrar, garantizar un suministro estable y optimizar su consumo energético.
Ventajas del almacenamiento energético en la construcción y la cerámica
✔ Autonomía energética: permite almacenar energía generada por fuentes renovables, garantizando un suministro constante.
✔ Reducción de costes operativos: Almacenar la energía generada permite aprovecharla en los momentos en los que el precio de la electricidad es más alto, minimizando la exposición a las fluctuaciones del mercado.
✔ Estabilidad en el suministro: Garantiza un abastecimiento continuo de energía, evitando paros en la producción o retrasos en la construcción por cortes eléctricos.
✔ Minimización de penalizaciones por exceso de potencia: Gracias al peak shaving, las empresas pueden aplanar los picos de demanda energética y optimizar su consumo para evitar sobrecostes en la factura eléctrica.
✔ Independencia energética: Menos dependencia de la red eléctrica significa mayor control sobre los costes y la gestión de los recursos energéticos.
✔ Descarbonización de la industria: La transición de maquinaria alimentada por combustibles fósiles a sistemas eléctricos con almacenamiento energético contribuye al ahorro y la sostenibilidad.
El reto de mejorar la competitividad
El almacenamiento energético no es solo una herramienta para mejorar la eficiencia operativa, sino una necesidad estratégica para que la construcción y la industria cerámica puedan ser más competitivas en un mercado cada vez más exigente. Apostar por soluciones energéticas que reduzcan costes y aumenten la estabilidad será clave para el futuro de estos sectores.
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